Lograste tu cometido, te vengaste de mí; asentías la cabeza
cuando te trataba de convencer de que te quería en mi vida, en mis labios, en
mi cuerpo, me engañaste con falsas sonrisas para llevarme una sola vez a tu
cama, esa fue tu venganza, lo que nunca yo te quise dar.
Jugamos a odiarnos, a amarnos, a que la ropa nos estorbaba,
jugamos a que el tiempo no había pasado y de nuevo éramos dos pequeños
optimistas amantes de la poesía, pasando las horas mirándonos a los ojos. Nada cambio,
durante aquellas horas en la habitación fuimos los mismos de hace 7 años,
miento, todo cambio, tu ya no eras aquel niño tímido y romántico, yo ya no era
aquella loca frenética y coqueta, éramos dos cuerpos, dos adultos, en pleno placer.
Olvidamos todo aquello que alguna vez nos hizo querernos, y nos quisimos como
nunca antes.
Te quedaste pegado en mi piel, te ganaste un par de mi
palabras, me quede soñando con tus manos y con tus labios, seguí mi ruta
esperando encontrarte, esperando esas promesas de un rato juntos, sin ataduras,
sin pasado, sin futuro, solo un presente fascinante antes de mi partida. Todo
fue en vano, supe que me utilizaste, que lograste cambiar los papeles, que
ahora soy yo la que me quede pensando en ti, mientras en tu mundo y en tu
cabeza es más fácil huir, cuidar las apariencias (de hombre joven, de figura pública,
de revolucionario, de una mentira), te negaste a estar conmigo, luego de
haberme convencido de que aun podíamos sentir mariposas en el estomago.
Que buen jugador, que buena partida, he salido perdiendo por
no dar el brazo a torcer, acepto mi derrota, ganaste, ahora estas feliz?