He soñado
bastante
Sueños de
muerte
Que me
quitan el aliento
Que me
torturan las fibras más delgadas de mi ser
Despierto desquiciada
Enloquecida
y confundida
Que parte
de mi sufrir es real, que parte es mi imaginación
Mi subconsciente
me tortura por mis pecados diurnos
Me grita,
me araña, me golpea y asesina todos mis queridos en un intento desesperado por
despertarme de este sueño, no, esta pesadilla de vida, que como cualquier otro
adulto, me resisto en ocultar y llamarla cotidianidad.