Noche de ronda

Se siente absorta, embriagada, confusa (aun no ligera) tirada en el cuarto admira el desorden ajeno a su manía de limpieza y el corazón le late muy fuerte por la incertidumbre.

Escucha sonidos del pasado con guitarras y voces femeninas muy hermosas, tal vez la cama sea muy chica para los dos, cualquier palabra romperá el hechizo así que decide no mencionar el cuerpo a punto de caer y el pie que da con el cenicero.

Unos lápices unas hojas unas ropas en el suelo decoran el pequeño cuarto ¿Esto es tuyo o es mío? El ambiente desconocido y libre de culpa genera una idea de una mañana atemporal, ¿Cómo me decís que es tu nombre? Y que de donde nos conocemos? Esta bien se siente un poco culpable pero no lo suficiente como para desprenderse tan pronto del amante recién conocido de las caricias que matan y de la respiración entre cortada que suscita una película romántica -en cámara lenta- sensual-irregular- jamás pensó que ese tipo de escenas se pudieran ver en la vida diaria.

Pasan las horas y los instintos dignos de una aventura de pronto los dos se quedan quietos, tranquilos, cada uno contempla una parte distinta del techo que los cubre y protege de la realidad. Ella va dejando sus brazos tirados, sus piernas debajo de la cama, su corazón lo guarda en el bolsillo de la chaqueta porque a la larga no tiene papel en esta historia y no quiere olvidarlo en cualquier parte, su cuerpo se eleva (sola) ya no parece importarle tener compañía se relaja parece feliz sonríe toma su ropa y le dice: Adiós Desconocido.

El la observaba atentamente memorizaba sus movimientos sus gestos y sus tristezas que entre copas y copas se hacía más visible y más hermosa, espera el momento oportuno ¡hola de nuevo! Le dice, ella no responde no hace falta sus ojos le dicen te estaba esperando vámonos de acá acompáñame esta noche, sus piernas tiemblan su estomago se revuelve, hacia tanto tiempo que soñaba con esas palabras con ese cuerpo con robarle un recuerdo y quedarse en su piel. Pasan la noche entre flores y neblina se siente completo enamorado no duerme solo la contempla. Su repentino despertar varias horas después lo llena de expectativas ¡Que mi nombre es Pablo, que no te hagas la tonta cariño! Que ven para acá regálame esa boca esos besos; aun sin los efectos de la noche de ronda su magnífica sensualidad lo atrapa, piensa en el mañana en tomar su mano en la calle en llenarla de besos en cualquier esquina en…

Repentinamente ella se levanta, se va, le deja una despedida que le rompe el corazón y las ilusiones. Una palabra que no había comprendido una historia que no quería escuchar, se queda solo se siente pesado y no logra moverse; finalmente su cuerpo atina a responder, entonces con su único aliento y con el cuerpo y la voz desgarrados grita: Ella no me conoce.

Noche de ronda que triste pasas que triste cruzas por mi balcon noche de ronda
como me hiere como lastimas mi corazon.

Luna que se quiebra sobre la tiniebla de mi soledad a donde vas dime si esta noche tu te vas de ronda como ella se fue con quien esta. Dile que la quiero dile que me muero de tanto esperar que vuelva ya que las rondas no son buenas que hacen daño que dan penas y se acaban
por llorar.